“INDEG –Escuela de Gerencia- es una institución sin fines de lucro, con diez y siete años de presencia en el Ecuador, creada con la finalidad de impartir formación integral a las personas que pertenecen a los mandos medios y directivos de las distintas empresas, instituciones u organizaciones del Ecuador y el mundo.”


jueves, 21 de febrero de 2013

Calidad en la educación: cambiar a las personas, para cambiar la institución

Por: Diego Alejandro Jaramillo
       Vicerrector Académico de la Universidad de Los Hemisferios




La Calidad en la Educación es un tema que ha preocupado a las grandes civilizaciones desde siglos atrás. Formar bien a los miembros de una comunidad establecía parámetros culturales y a la vez aseguraba un desarrollo permanente y coherente de sus miembros de cara hacia el futuro.  Claro, podemos intuir que la profundidad del conocimiento dependía del nivel del maestro, un tema que hoy en día sigue siendo el pilar de la búsqueda de la calidad. Desde hace unos años las instituciones educativas  comenzaron aplicar parámetros de calidad que antes habían pertenecido al ámbito empresarial, como el ISO 9000 y posteriormente se adaptaron modelos específicos, como el EFQM (Fundación Europea para la gestión de la Calidad). El problema fundamental no consistía en diseñar una serie de procesos y cumplirlos, sino en lograr cambiar la mentalidad de las personas de la institución, que son finalmente los que deben comenzar a pensar y  actuar en términos de calidad.

El ISO 9000 se enfoca en los procesos. En el caso de la EFQM: Orientación hacia los resultados; Orientación al cliente; Liderazgo y coherencia; Gestión por procesos y hechos; Desarrollo e implicación de las personas; Proceso continuo de aprendizaje, innovación y mejora; Desarrollo de alianzas; Responsabilidad social de la organización.  


Si lo analizamos desde esta perspectiva, apuntar a la calidad es mucho más que tener buenos programas y buenos profesores, es comenzar a recorrer un camino trazado de antemano y con unos estándares altos que sumergen al docente en un andamiaje burocrático al que no está acostumbrado. Quizás por esta razón en cualquier modelo de calidad la complejidad más grande radica en las personas.

Hoy en día vivimos una serie de exigencias tanto a nivel escolar como universitario. Al igual que cualquier cambio de mentalidad, han aparecido los inconvenientes, hasta que finalmente estos cambios se interioricen y comiencen a formar parte del quehacer cotidiano. El problema no está en el fondo, pues sería ridículo pensar que no se debe apuntar a la calidad y peor aún, decir que nuestra educación marcha a la perfección. La crítica general apunta a la forma. No se puede lograr una “mentalidad de calidad” en poco tiempo, toma al menos una década; no se pueden exigir solamente parámetros cuantitativos mensurables; la educación tiene un factor humano fundamental: los valores, el cariño, el trato personal, no se pueden medir de manera matemática.  Así  que se debe pensar más en el asunto. Calidad, claro; cambio de mentalidad, por supuesto; sin olvidar que la calidad es un asunto de personas y para personas.






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